Ni la sombra de tu rostro,
aún tu nombre lo he olvidado.
Mi tristeza solo guarda
tus gemidos, y tu llanto.
Ni la sombra de tu rostro,
aún tu nombre lo he olvidado.
Mi tristeza solo guarda
tus gemidos, y tu llanto.
Luis no lo fue a buscar; a lo mejor había conseguido algunas monedas y al fin comerían algo, ojalá. Se quedó olfateando unos restos, pero echó a correr cuando vio que el sol ya tocaba el horizonte. En un pasaje, unos vagabundos ebrios lo llamaron con silbidos y palmadas para darle un mendrugo. Doblando por una esquina, un caballo flaco y de ojos neblinosos, que tiraba de un carro destartalado, casi lo arrolló. Cuando llegó a la calle de tierra en que vivía, salía la luz de las hogueras por las ventanas y por las grietas en la madera de las casas. Meó el único faro que había y trotó sonriendo hasta su casa. La puerta estaba abierta y Luis tirado con una botella rota al lado. El piso estaba mojado, el olor a vino estaba mezclado con un algo podrido, expirado bajo el sol. Caminó en círculos y se hizo bolita a su lado. Un baño en el río no los mataría. Qué tedio ir a buscar cabezas de pescado al puerto para volver con el hocico vacío y después ni recibir las buenas noches. Qué sueño.
La noche pasó serena, paralizada. Al otro día, Luis no se despertó; los vecinos reclamaron por el olor, y en la mañana se lo llevaron los que recogían la basura.
Soy la sombra generada
por el Mal del ser humano.
Primogénita desnuda
del exilio y del pecado.
En mi blanco pecho llevo
la memoria de los muertos:
cielo blanco, tierra blanca
encendida por el fuego:
silencio sagrado.
En las noches señaladas
voy penando por las calles.
Cuantos sueñan (yo los oigo)
se revuelcan en sus sueños criminales.
Silencio sagrado.
Isaac Asimov fue el escritor más prolífico y quizá el más popular de la Edad de Oro de la Ciencia Ficción, pero no es tomado en cuenta por cierto sector de la crítica. Esto es en parte a que en sus obras no hay ambigüedad: el mensaje que quiere transmitir es claro, en un estilo sin ornamentos y una trama presentada con sencillez. Pero esto no quiere decir que sus obras no tengan valor literario.
¿Es Fundación una novela? Es más bien la primera parte de una novela que queda completa en la trilogía. Personajes como Hari Seldon y Salvor Hardin son los “otros yo” de Asimov: humanista, ateo y racionalista. Toda su fe está puesta en la ciencia como el principal vehículo del progreso. La serie de la Fundación, como muchas de sus obras, es un homenaje a la ciencia.
Ningún personaje es forzado ni inverosímil, pero algunos se sienten muy estereotipados, sobre todo los antagonistas (en esta categoría, aparte de “los malos” típicos, podríamos contar a los personajes que no alcanzan a comprender los planes de Seldon y se interponen en el camino de Salvor Hardin y de Hober Mallow). Esto tiene que ver con los límites literarios de Asimov.
El efrcto más logrado en sus obras, con diferencia, tanto en sus novelas como en la inmensa mayoría de sus cuentos, es la sorpresa. Como buen superdotado, sabía tejer los sucesos de una trama para que llevaran a finales “sorprendentes pero inevitables” (consejo de Aristóteles).