Isaac Asimov fue el escritor más prolífico y quizá el más popular de la Edad de Oro de la Ciencia Ficción, pero no es tomado en cuenta por cierto sector de la crítica. Esto es en parte a que en sus obras no hay ambigüedad: el mensaje que quiere transmitir es claro, en un estilo sin ornamentos y una trama presentada con sencillez. Pero esto no quiere decir que sus obras no tengan valor literario.
¿Es Fundación una novela? Es más bien la primera parte de una novela que queda completa en la trilogía. Personajes como Hari Seldon y Salvor Hardin son los “otros yo” de Asimov: humanista, ateo y racionalista. Toda su fe está puesta en la ciencia como el principal vehículo del progreso. La serie de la Fundación, como muchas de sus obras, es un homenaje a la ciencia.
Ningún personaje es forzado ni inverosímil, pero algunos se sienten muy estereotipados, sobre todo los antagonistas (en esta categoría, aparte de “los malos” típicos, podríamos contar a los personajes que no alcanzan a comprender los planes de Seldon y se interponen en el camino de Salvor Hardin y de Hober Mallow). Esto tiene que ver con los límites literarios de Asimov.
El efrcto más logrado en sus obras, con diferencia, tanto en sus novelas como en la inmensa mayoría de sus cuentos, es la sorpresa. Como buen superdotado, sabía tejer los sucesos de una trama para que llevaran a finales “sorprendentes pero inevitables” (consejo de Aristóteles).
Producía y producía nuevas tramas como quien va juntando canastas y canastas de cubos de Rubik resueltos en pocos segundos. Sin embargo, no acostumbraba a llevar su narración a otros niveles. Su cuento más emotivo probablemente es Los ojos hacen algo más que ver, que además es un prodigio de brevedad y densidad. Pero como casi siempre se ocupaba del asombro más bien cerebral (recordemos que también escribió muchas historias de detectives), limitó a veces drásticamente sus recursos como narrador: no construyó personajes psicológicamente detallados, no era dado a la elocuencia retórica, sus diálogos son con frecuencia meramente funcionales, sus conflictos por momentos son básicos. Más de una vez, en parte por lo apresurado de su ritmo de producción, rayó en el efectismo.Lo que lo hace sobresalir entre la mayoría de sus contemporáneos en la ciencia ficción es algo distinto. Muchos seguidores de la ficción “de género” están acostumbrados a la parafernalia del aparato con botones y luces, y a la criatura fantástica, y se extrañan (hasta se quejan) de no hallarlos en abundancia en Asimov, especialmente en la serie Fundación. De vez en cuando sí escribió sobre seres alienígenas (acordémonos tan solo de Los propios dioses) y gadgets futuristas, pero su imaginación se expresa en formas más elevadas: la psicohistoria, Multivac, la robótica y sus Tres Leyes. Releer a Asimov es descubrir una estética fresca, opuesta a la intrascendencia. La experiencia de lo sublime es intelectual: el conocimiento y el trabajo duro, el esfuerzo de la ciencia, son el faro de la humanidad. Por eso es épico un episodio como la fábula triunfal y sarcástica de Hardin en el clímax de Los alcaldes.
Lo que hace más atractiva la obra de Asimov es el hecho de que su autor era un visionario. ¿Es Fundación una profecía, o es más bien un análisis de la condición de la sociedades humanas? El mismo Asimov admitió que para escribirla se había inspirado en la caída del Imperio Romano. Más que la “historia del futuro”, Fundación es un retrato perdurable de nuestro mundo presente y pasado. A veces nos parece que lo hemos conquistado, y que la humanidad no puede sino crecer, pero una reflexión sobre todas las condiciones necesarias para que estemos aquí (sociales, históricas, políticas) nos recuerda que el progreso en realidad es frágil. No basta con que pase el tiempo: trabaja duro para cambiar el futuro.
Aún con sus limitaciones literarias, vale la pena leer Fundación por su anticipación ilimitada.
Véase también
- Käkelä, J. M. J. (2011). Enlightened Sense of Wonder? Sublime and Rationality in Asimov’s Foundation Series. Journal of the Fantastic in the Arts, 22(2), 171-191.
- ARROYO BARRIGÜETE, José Luis. Hipertextualidad en Asimov: cartografía de la trilogía “Foundation”. Signa: Revista de la Asociación Española de Semiótica, [S.l.], v. 28, p. 489-522, jun. 2019. ISSN 1133-3634. Disponible en: http://revistas.uned.es/index.php/signa/article/view/25064. Fecha de acceso: 9 oct. 2020 doi:https://doi.org/10.5944/signa.vol28.2019.25064.
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Un divulgador de ciencias sociales y filosofía que admiro, César Hernández, ha comentado la obra de Asimov:
https://www.youtube.com/watch?v=ocgFpGzeuLg
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